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Argumentos de las principales novelas picarescas


Lazarillo de Tormes (1554)

Lázaro nace en una aceña del Tormes, en una aldehuela, Tejares, próxima a Sa-lamanca, donde su padre, el molinero, trabajaba. Su padre tuvo que ver con la justicia, por robar en las maquilas, y la madre se amancebó con un tal Zaide, de donde salió un hermanito del color de la tizne, que le hizo pensar a Lázaro por vez primera que el mundo no es como es, sino como creemos verlo. Todavía mozuelo de cortos años, Lázaro es colocado por su madre con un ciego mendigo, su maestro en trampas y adiestrador en fullerías. A fuerza de engaños y coscorrones, Lázaro va aprendiendo a manejarse solo en la vida. Después de una mala pasada, Lázaro abandona al ciego y se coloca a servir a un clérigo de Maqueda. Este clérigo, hombre avaro, hace pasar a Lázaro hambres sin fin, mitigadas por el ingenio y la astucia, esgrimidos para lograr unas migajas del pan de las ofrendas, escondido en un arcón viejo. Después de dejar el servicio del clérigo, Lázaro va a Toledo, donde se acomoda con un hidalgüelo, lleno de viento y de soberbia de casta, para el que tiene que acabar por pedir limosna y compartir así la desventura. Cuando el hidalgo abandona a Toledo, por escapar de la justicia, Lázaro sirve a un fraile de la Merced, a un buldero, a un maestro de pintar panderos y a un alguacil. Finalmente, Lázaro consigue el puesto de pregonero real de la ciudad de Toledo y se casa. Vive feliz, contento de su ventura y compartiendo el lecho matrimonial con un arcipreste.

Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache (1599-1604)

Guzmán, también de turbia genealogía, como hemos señalado antes que es ya condición, se ve obligado a dejar su casa a los quince años para encontrar el sustento. Desde estos primeros pasos, las aventuras, mezcla de escarnio, trampa y suciedad a veces repugnante, se suceden. La primera es la noche en la venta, donde le dan de comer huevos empollados. En la siguiente venta comen carne de un mulo ya descompuesto en lugar de sabrosa ternera. Recibe algunas palizas y llega a la corte, donde trabaja en varios oficios más o menos improvisados, y se dedica al juego, ya sin vergüenza alguna: «perdíla por los caminos, que como vine a pie y pesaba tanto, no pude traerla». En uno de esos trabajos ocasionales, un día logra escapar con una respetable cantidad de dinero. Escapa a Toledo, donde vive regaladamente, mintiéndose hidalgo y sufriendo las burlas de unas cortesanas. En Malagón se arrima a unos soldados y, alistándose, gasta la mayor parte de su dinero en obsequiar a un capitán que, al llegar a Génova, lo abandona.
En Génova se dedica a buscar a unos parientes de su padre. Como éstos lo veían pobre, no querían reconocerlo como tal consanguíneo, menos un viejo que lo llevó a su casa, lo acostó sin comer bocado, y luego, para espantarlo y quitárselo de en medio, hizo que unos criados lo mantearan violentamente. Se marcha y llega a Roma, donde ejerce la mendicidad con infinitas trampas. Un día, un cardenal lo vio en la calle y se apiadó de sus llagas, creyéndolas auténticas. Lo llevó a su casa,   lo cuidó, y Guzmán, de acuerdo con los médicos, prolongó la falaz cura para sacarle al cardenal todo lo posible. Curado, el cardenal le enseñó y educó y protegió, a la vez que se divertía con las innumerables añagazas de Guzmán. El juego nuevamente fue causa de que tuviera que abandonar al cardenal.
Sirve luego al Embajador de Francia, sobre todo en tareas celestinescas. Iniciando nueva vida se marcha a Florencia, donde un amigo le roba los baúles. Cuando algo después en Bolonia se lo encuentra con su topa puesta, lo demanda. El juez resulta amigo del ladrón y mete a Guzmán en la cárcel. En combinación con un Sayavedra (en el que hay que ver la contrafigura del autor de la espúrea Segunda parte del Guzmán) logra estafar una gran cantidad a un mercader, y se marcha a Génova. Allí, al llegar rico, los parientes que antes no lo reconocieron, ahora lo agasajan y miman, y hasta pretenden casarlo. Guzmán lleva todo hipócritamente, pues no desea otra cosa que vengarse de la burla que le hizo su pariente al verlo pobre la vez anterior. Se escapa robándoles las alhajas y el dinero.
Vuelto a España, y después de varias peripecias nada limpias en el camino, se establece en Madrid y se dedica al tráfico de alhajas. Se casó y estafó legalmente a quien pudo. Viudo, piensa hacerse clérigo, para lo cual se va a Alcalá a estudiar, donde vuelve a casarse con una mesonera. El negocio del mesón se arruina, y se va a Madrid primero y luego a Sevilla, donde la mujer se fuga, y Guzmán vuelve a robar. Va a parar a la cárcel y a seis años de galeras. Intenta escaparse y lo condenan a perpetuidad.

Francisco de Quevedo, El Buscón (1626)

El Buscón es don Pablos, hijo de un barbero de Segovia y de una especie de bruja. Un hermano era ladrón. Pablos entró al servicio de un hijo de don Alonso Coronel, don Diego. Amo y criado se instalaron, para estudiar, en casa del licenciado Cabra, que mataba de hambre a sus pupilos. Los dos tuvieron que salir de allí, delgadísimos y enfermos: los médicos mandaron que les limpiaran el polvo de la boca con unos zorros: tal había sido la inmovilidad de las dentaduras en aquel tiempo.
A continuación van a Alcalá, donde Pablos sufre las burlas y novatadas de los estudiantes, por cierto algunas muy sucias y repugnantes. En Alcalá, Pablos se distingue por sus habilidades y fullerías. Estando en esta vida, Pablos recibe una carta de su tío, el verdugo de Segovia, contándole detalladamente cómo ahorcó a su padre, y le anuncia la herencia. Pablos se despide de don Diego, su señor, y se dirige a Segovia. En el camino se tropieza con unos cuantos tipos notables; por ejemplo, un arbitrista que pretende aconsejar al Rey que, para conquistar a Amberes, debe secar el mar con esponjas; un esgrimidor que no paraba de hablar de estocadas en figuras geométricas, pero que tiene que huir a todo correr ante las acometidas de un mulato; un clérigo viejo, autor de poemas desatinados (un poema de cincuenta octavas reales a cada una de las once mil vírgenes); un «piadoso» ermitaño que se dedica a hacer trampas en el juego. Cuando llega a Segovia ve el cadáver de su padre, puesto en el borde del camino, como era costumbre hacer con los ajusticiados. Recoge los pocos ducados de su herencia y se vuelve a Madrid.
En el camino lo acompaña un hidalgo de largo y campanudo nombre, más muerto de hambre que cualquiera de los que hasta ahora hemos conocido, quien le explica el modo de vivir en la Corte sin tener que trabajar, sino, aparentando vestido y bolsa, hacerlo a costa del prójimo. Este hidalgo presenta a Pablos a una cofradía de tunantes, que asigna a nuestro personaje el barrio de San Luis para sus trapacerías. Se suceden las estafas y los equívocos hasta que Pablos va a la cárcel, donde adquiere gran experiencia en sobornos, etc. Al salir se va a una posada, donde engaña a la posadera por un procedimiento bien sencillo: contando y recontando, hasta alcanzar altas cantidades, unos pocos escudos que tenía. Sufrió un accidente de noche, al ir a ver a la moza, lo que le hizo nuevamente caer en manos de justicias: Ronda a unas damas con nombre fingido y es reconocido por su antiguo señor, don Diego Coronel, quien hace que lo apaleen. Una vez repuesto se va a Toledo, se hace cómico y alcanza fama en papeles de cruel y otros parecidos. Finalmente pasa a Sevilla, donde se hace fullero y donde intenta pasar a las Indias.

Vicente Espinel, Marcos de Obregón (1616)

Marcos de Obregón cuenta su vida desde el recuerdo, ya viejo, ordenadas sus cosas para pasar el puerto definitivo. Recuerda sus años de estudiante en Salamanca, con viva afección, y sus viajes a la Universidad. En esos viajes se cuenta lo anecdótico y lo que deja recuerdo ameno o con una posible evidencia de moralizador: encuentro con salteadores, gitanos que roban, etc. Cuenta sus andanzas militares y alguna aventura amorosa frustrada.
La Relación segunda, además de algún suceso popular ya, como la aparición del difunto al Marqués de las Navas, cuenta su episodio argelino, en el que se destacan sus relaciones, puras, con la hija de su dueño, y algún episodio de tipo folklórico, graciosamente engarzado en el total de la narración. La Relación tercera cuenta las aventuras italianas y la vuelta a la corte madrileña con innumerables episodios divertidos (matones, estafas de cortesanas). Vuelve a Andalucía, donde se encuentra con los hijos de su antiguo señor pirata, y, casualmente, con el doctor Sagredo, personaje que abre el libro y vuelve a aparecer para cerrarlo, y al que Obregón había servido en Madrid. Este médico le cuenta una fantástica expedición a las Indias.

Luis Vélez de Guevara, El diablo cojuelo (1641)


Un estudiante, don Cleofás Pérez Zambullo, huye de la justicia por los tejados. Cae en la buhardilla de un nigromante que tiene encerrado en una redoma al diablillo cojuelo. El estudiante lo libera, y el diablo, agradecido, le enseña el contrahaz de la vida, llevándolo por los aires de un sitio a otro, y levantando los tejados como capas de un pastel para ver lo que ocultan. Así se pasa revista a pícaros, maleantes, comerciantes, etc. La novela termina yéndose cada uno a su sitio. El diablo al infierno, y el estudiante a continuar sus estudios a Alcalá.

El autor de estos resúmenes es Alonso Zamora Vicente.

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EJERCICIOS DE SINTAXIS INVERSA Y PARES MÍNIMOS

SINTAXIS INVERSA 1.  —Perífrasis aspectual reiterativa —SE con valor de marca de impersonalidad —Complemento Predicativo —Subordinada sustantiva de CR 2.  —Perífrasis modal de obligación —SE con valor de modificador léxico —Complemento indirecto —Subordinada adjetiva explicativa con pronombre en función de CD 3.  —Perífrasis aspectual resultativa —SE reflexivo de CD —Complemento oracional —Subordinada adjetiva sustantivada en función de sujeto 4.  —Perífrasis modal de posibilidad —SE marca de pasiva refleja —Complemento agente —Subordinada adjetiva con adverbio relativo 5.  —Perífrasis aspectual incoativa —SE recíproco de CD —Complemento circunstancial de causa —Subordinada sustantiva con verbo en forma no personal e inferencia adverbial condicional PARES MÍNIMOS 1. No tienen de qué quejarse / *No tienen de que quejarse 2. Ese no es el camino porque te vas a extraviar / Ese no es el camino por que te vas a extraviar 3. No se sabe donde lo vendían / No se sabe dónde lo vendían 4. Los he

Comentario de textos argumentativos

1.  Los euroescépticos, como  Boris Johnson,  que apostaron todo su futuro político y el del Reino Unido a  la carta del Brexit,  han demostrado después que no tenían plan alguno ante la nueva realidad provocada. Los años de división y rencor que produjo en el país ese debate, sin embargo, han llevado a conservadores y laboristas a enterrar la cabeza en la arena, como los avestruces. El Gobierno de  Rishi Sunak  —él mismo defensor a ultranza y desde primera hora del abandono de la Unión Europea— se limita a prometer que desplegará todas las libertades adquiridas con la decisión, sin concretar ninguna de ellas. El laborista  Keir Starmer,  consciente del caudal de votos que arrebató Johnson a la izquierda en el norte de Inglaterra con su populismo antieuropeo, tampoco quiere agitar el avispero. Reduce su discurso a asegurar que la oposición  logrará que “el Brexit funcione” cuando llegue al poder , bajo la premisa de que el país puede beneficiarse de la salida de la UE si se implementa

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