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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Un reportaje de divulgación científica

‘Celia’ no logra resucitar Científicos españoles no consiguen clonar al último bucardo en su segundo intento. Esta cabra montés se extinguió en 2000 y desde entonces tratan de recuperarla. JAVIER SALAS, El País , 15/12/2014 El 20 de abril de 1999, el mismo día que dos chavales masacraban a sus compañeros en Columbine (EE UU), un equipo de biólogos y veterinarios del Parque de Ordesa (Huesca) capturaba a Celia, el último bucardo vivo. El grupo tomó muestras de la piel de la punta de la oreja izquierda y del costado, en un último intento de conservar su material genético. Esta subespecie de cabra montés llegó a superpoblar los Pirineos, pero el ansia de los cazadores la hizo desaparecer en 1910 en la parte francesa y al borde de la extinción en la década de 1990 en la parte española. Finalmente, el día de Reyes de 2000, se encontraba el cadáver de Celia, dando a los bucardos por desaparecidos para siempre. Pero esta cabra volvería a resucitar tres años más tarde, cua

Un cuento modernista

El miedo Ramón del Valle Inclán Ese largo y angustioso escalofrío que parece mensajero de la muerte, el verdadero escalofrío del miedo, sólo lo he sentido una vez. Fue hace muchos años, en aquel hermoso tiempo de los mayorazgos, cuando se hacía información de nobleza para ser militar. Yo acababa de obtener los cordones de Caballero Cadete. Hubiera preferido entrar en la Guardia de la Real Persona ; pero mi madre se oponía, y siguiendo la tradición familiar, fui granadero en el Regimiento del Rey. No recuerdo con certeza los años que hace, pero entonces apenas me apuntaba el bozo y hoy ando cerca de ser un viejo caduco. Antes de entrar en el Regimiento mi madre quiso echarme su bendición. La pobre señora vivía retirada en el fondo de una aldea, donde estaba nuestro pazo solariego, y allá fui sumiso y obediente. La misma tarde que llegué mandó en busca del Prior de Brandeso para que viniese a confesarme en la capilla del Pazo. Mis hermanas María Isabel y María Fernanda, que era

Un poema de Manuel Machado

RETRATO Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed. Unos ojos de hastío y una boca de sed... Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe... Calaveradas, amoríos... Nada grave, Un poco de locura, un algo de poesía, una gota del vino de la melancolía... ¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido; ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido. Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla, media docena de cañas de manzanilla. Las mujeres... -sin ser un tenorio, ¡eso no!-, tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo. Me acuso de no amar sino muy vagamente una porción de cosas que encantan a la gente... La agilidad, el tino, la gracia, la destreza, más que la voluntad, la fuerza, la grandeza... Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero, a olor helénico y puro, lo "chic" y lo torero. Un destello de sol y una risa oportuna amo más que las languideces de la luna Medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-, Con Montmartre y