El perro y el cocodrilo
Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría.
Bebe quietole decía
un taimado cocodrilo.
Díjole el perro prudente:
Dañoso es beber y andar,
¿pero es sano el aguardar
a que me claves el diente?.
¡Oh, qué docto perro viejo!
Yo venero tu sentir
en esto de no seguir
del enemigo el consejo.
El asno y el caballo
Iban, mas no sé adonde ciertamente,
un caballo y un asno juntamente;
este cargado, pero aquel sin carga.
El grave peso, la carrera larga
causaron al borrico tal fatiga,
que la necesidad misma le obliga
a dar en tierra. «Amigo compañero,
no puedo más, decía; yo me muero.
Repartamos la carga, y será poca;
si no, se me va el alma por la boca.»
Dice el otro: «Revienta enhorabuena:
¿Por eso he de sufrir la carga ajena?
Gran bestia seré yo si tal hiciere.
Miren y qué Borrico se me muere.»
Tan justamente se quejó el jumento,
que expiró el infeliz en el momento.
El caballo conoce su pecado,
pues tuvo que llevar mal de su grado
los fardos y aparejos todo junto,
ítem más el pellejo del difunto.
Juan, alivia en sus penas al vecino;
y él, cuando tú las tengas, dete ayuda;
Si no lo hacéis así, temed sin duda
que seréis el caballo y el pollino.