1. Muchas novelas atribuyen a sus protagonistas recuerdos de una precisión desbordante: hombres septuagenarios recuerdan el color del camisón de su madre, que falleció cuando apenas los había destetado; mujeres interrogadas por la Policía afirman que el capó del coche que intentó agredirlas tenía restos de hojas secas y cagadas de pájaro. Cuando leo estas cosas, me pongo a intentar recordar, sin éxito, qué cené ayer o la última canción que puse en la playlist semanal. Siempre me asusta pensar que iba a fracasar absolutamente como testigo de un acto delictivo. Otra cosa que me asombra: ¿cómo podemos recordar las cosas de manera tan diferente aquellos que las vivimos al mismo tiempo? ¿Por qué yo recuerdo con espanto cosas que a la persona que estaba conmigo en un momento determinado la dejaron totalmente indiferente? ¿Qué hay en ese procesador de la cabeza que hace que coloquemos una misma cosa en dos lugares completamente diferentes? Quizás, como ocurre con las interpretaciones de la hi...
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